jueves, 18 de febrero de 2016

Obama: Segundo Round

A principios de 2010 escribí para la Revista Economía & Tabasco un artículo sobre las expectativas de las gestiones en política económica de Obama durante su segundo año de gobierno.
Hace un año el mundo asistía con interés y esperanza a la toma de protesta del primer presidente negro en la historia de los Estados Unidos, Barack Obama, quien asumía el cargo en medio de la peor crisis económico financiera de la historia.
Nunca un cambio presidencial en nuestro vecino del norte había generado tal interés, y es que la crisis nos mostró la incapacidad de la administración Bush para prevenirla, además de llevar a cabo una serie de políticas, tanto internas como externas, muy impopulares tanto dentro como fuera del país.

Ilustración gracias a Zuly Flores
Durante los primeros meses vimos a Obama aplicar el multimillonario paquete de estímulo para Wall Street y para las armadoras de autos por 787 mil millones de dólares, lo cual se tradujo en la mayor intervención del gobierno en la economía de la historia, canjeando la ayuda por acciones de las empresas que se acogieron al plan para luego vender esos títulos y generar una ganancia para el estado cuando las acciones suban su precio y pase la crisis. Ese plan echó al traste todas las recomendaciones que Estados Unidos y los organismos internacionales exigen implementar a todos los países del mundo. Es cierto que sin este programa habría más desempleo en Estados Unidos, pero también lo es que el 10% de desempleo es una tasa muy alta, por lo que el ciudadano norteamericano ve como una pérdida de tiempo y de recursos el millonario plan de rescate.
La agenda de Obama en este primer año tuvo como tema principal la nueva ley del seguro médico, ello lo llevó a enfrentarse abiertamente con el Partido Republicano y a polarizar a la opinión pública norteamericana. Consecuencia de esto es el hecho de que el Partido Demócrata haya perdido hace unas semanas la elección de senador en el estado de Massachussets para sustituir al fallecido Edward Kennedy.
Si bien es cierto el programa de los 787 mil millones de dólares impidió que la crisis se hiciera más profunda, también no es menos cierto que ese dinero era también para impedir que la pérdida de trabajos. A pesar de las buenas intenciones, los créditos no subieron ya que los bancos emplearon el dinero del programa en dar crédito a las grandes empresas, en vez de hacerlo circular dentro la economía para que la pérdida de trabajos no sea tan grande.  A pesar de los propósitos del plan de rescate implantado por la administración Obama, desde que la recesión comenzó en diciembre del 2007 se perdieron 7 millones de trabajos, un poco más de la mitad de los cuales se perdieron durante el 2009.
La crisis también produjo que los precios del oro se fueran a cifras históricas, cotizándose la onza en alrededor de US$ 1,100, producto de que cada vez más inversionistas y administradores de fondos se refugian en el metal dorado para estar más protegidos. Lo cual nos lleva a pensar en qué pasaría si el gobierno quiere bajar el precio del oro, para ello no haría falta que saliera a venderlo sólo que manifestara un pequeño interés en hacerlo, entonces las pérdidas serían inmensas. La caída del precio del oro a su nivel normal comenzará a registrarse en el corto plazo, si es que los indicadores económicos comienzan a mejorar como lo esperan los especialistas.
A pesar de los mejorías en la economía y de 10 meses de alza en Wall Street, los precios de la casas están bajos (como deberían estar), los incumplimientos de la hipotecas están creciendo y los préstamos sólo están disponibles para los grandes consorcios.
Al cabo de un año, las prioridades han cambiado, el aumento de los trabajos es ahora el tema principal, además del cambio de vocabulario donde la palabra “estímulo” es asociada por la opinión pública con el regalo multimillonario a los bancos y armadoras que “no ha dada resultado alguno”, por la frase “ideas objetivo” que tendrán un impacto positivo en el sector privado para contratar nuevos trabajadores.
Obama enfrenta decisiones muy delicadas en los siguientes meses. Por un lado no puede retirar el programa de estímulos tan rápidamente porque eliminaría el frágil nivel de recuperación de la economía y, por el otro, si decide dar un impulso mayor en la creación de nuevos empleos se arriesga a alimentar la inflación.
De cualquier modo, para poder salir de la crisis de manera segura, habrá que comenzar a crear trabajos no de manera acelerada, sino lentamente, además habrá que emitir mayor deuda pública (léase mayor déficit fiscal) y subir los impuestos.
Una de las preocupaciones de siempre de siempre es el déficit fiscal, Obama piensa crear una comisión bipartidaria a fines del 2010 para que haga recomendaciones con el fin de encontrar maneras de reducir dicho déficit, a la vez que también haría recomendaciones sobre impuestos y programas como la Seguridad Social, el Medicare y el Medicaid.
En suma, el 2010 será el año en el cual debe comenzar a avanzar muy lentamente la locomotora del crecimiento norteamericano para, como es costumbre, pueda avanzar de mejor manera México.

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